Viveros
A.
Por
vivero se entiende el espacio de terreno en el cual se multiplican y forman las
plantas frutales. La parte del terreno destinada a la siembre se llama
semillero: aquella donde se trasplantan los patrones para injertarlos,
injertera, allí donde se plantan las estacas, barbal, y finalmente, el lugar donde se forman las plantas después
del injerto hasta el momento de plantarlas de asiento, se llama plantel.
B.
El
terreno debe ser fértil, de lo mejor posible, rico en humus, de unos 80
centímetros de profundidad como mínimo, desprovisto de piedras gruesas y exento
de estratos cretosos o ferruginosos. Sera preferible un suelo silíceo
arcilloso, fresco; los terrenos húmedos quedan en absolutos descartados, porque
en ellos las plantas adquieren fácilmente el cáncer y se cubren de musgos. Si
el terreno es muy árido, las plantas crecen con dificultad y desenvuelven pocas
raíces.
La localidad
debe ser aireada, no sujeta a los cambios del clima. Cuando a las plantas se
les da un clima muy beneficioso para ellas crecen demasiado débiles y no logran
soportar el trasplante para un nuevo terreno donde serán cultivadas. Cuando se
las mantiene en lugares donde hay demasiado viento crecen torcidas, plegadas.
El terreno debe ser plano, con una pendiente máxima del 5% y defendido todo lo posible del norte y de la pendiente. Para que el vivero tenga la máxima rentabilidad se debe buscar ubicaciones cercas a las vías para lograr el mínimo gasto de transporte y la máxima facilidad comercial.
reproducción de plantas frutales en viveros |
Para injertera y
barbal se destinara le porción mejor de terreno, después de separado el destinado a semillero. A plantel,
finalmente, podrá dedicarse la parte más resguardada de los vientos.
C.
El
primer trabajo de instalación consistirá en un desfondado de 40 a 80 centímetros
de profundidad. Se da a 40 centímetros de profundidad, cuando las plantas
han de permanecer allí solo dos años. Si las plantas han de pasar más de dos
años debe profundizarse a 60 centímetros. Cuando las plantas pasan de 8 años en
el lugar debe profundizarse el terreno a 80 centímetros.
La época más
conveniente para esta labor es el verano, y al hacerla se debe cuidar de
limpiar el terreno de piedras, raíces, etc., procurando mezclar los diversos
estratos para obtener un suelo de composición uniforme.
Debe sin embargo
tenerse presente que la tierra virgen no
debe llevarse a la superficie, por ser nociva a todas las jóvenes plantas
frutales menos vigorosas que la vid.
Las raíces
extraídas se queman y las piedras sirven para formar el bajo fondo de las
calles de arboles.
El mejora abono
para el vivero es el formado a base de estiércol. Debe proscribirse en absoluto
el estiércol fresco, porque provoca fácilmente el enmohecimiento de las raíces
y su acción es muy lenta.
En los terrenos
fuertes conviene una mezcla de estiércol caballar, de cerda, ovino y bovino
amontonado, lo menos seis meses antes de su empleo, con purín de letrina. Para
acelerar la descomposición conviene darle una o dos vueltas. Si se trata de
terrenos ordinarios, es preferible una mezcla a partes iguales de estiércol
caballar y bovino.
Preparados los
compuestos de uno o de otro modo, permanecen muy ricos de nitrógeno en relación
con el anhídrido fosfórico y con el potasio, y por consiguiente, si se aplican así
harán crecer en altura las plantas del vivero, pero una gran parte del leño
quedara sin madurar y morirá con los fríos del invierno.
Es muy
importante espolvorear cada quintal de estos compuestos antes de aplicarlo,
con 180 gr. De escoria Thomas y 70 de
sulfato potásico. En vez de la escoria se puede emplear de 125 a 150 gr. De perfosfato
o también de 150 a 180 gr. De polvo de huesos. En lugar de sulfato potásico se
puede utilizar igual cantidad de cloruro potásico y también de 100 a 120 gr. De
kainita.
El abono debe
suministrarse a la tierra en el invierno, repartiéndolo uniformemente y
enterrándolo lo antes posible por medio de una labor superficial. En el tiempo
que media entre el abonado y la plantación, el abono se amalgama perfectamente
con el terreno y las plantas crecen luego con vegetación uniforme.
D.
Para
evitar confusiones conviene dirigir el vivero en parcelas rectangulares, de
dimensiones no mayor a 40 metros de lado
Marcadas las
parcelas, se destinaran respectivamente a semillero, barbal, injerta y plantel.
Este ultimo debe ocupar por si solo unas dos terceras partes de la superficie
toda.
Fijada la
extensión de las parcelas, en el medio y en dirección de la mayor longitud, se
hace un camino de 1,20 a 2 o a 2,30 metros, según la amplitud del vivero y
según que haya necesidad de transitar con carreta de mano o con carro, y entre
los principales cuadros se harán senderos de 0,80 m. de ancho.
E.
Para
utilizar el mejor terreno y para poder obtener siempre plantas robustas
conviene seguir en el vivero una cierta rotación.
El vivero de las
haciendas rurales, después que ha producido el número de plantas para el cual
se había destinado, se utiliza inmediatamente para el cultivo ordinario y se
hace nuevo vivero en otro prado viejo o terreno roturado.
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